El vivero afrontaba un momento clave: crecer y consolidarse como referente nacional y europeo. Sin embargo, el nivel de madurez digital del vivero estaba por debajo de la media y cada departamento tenía necesidades tecnológicas propias y desconectadas entre sí. Faltaba una visión estratégica común que alineara dirección y áreas operativas en torno a un mismo plan digital.

Además de definir prioridades, era necesario gestionar proyectos complejos (como la migración del sistema ERP), explorar ayudas y subvenciones específicas para el sector viverístico y capacitar a los equipos en nuevas herramientas. El riesgo era invertir en tecnología sin lograr un verdadero salto de eficiencia y profesionalización.

Se llevaron a cabo visitas in situ y reuniones con cada departamento, escuchando sus retos y prioridades. A partir de ese trabajo de campo se diseñó una hoja de ruta de transformación digital 360º, presentada tanto a la dirección como a los responsables de área, generando una visión estratégica compartida y un marco de comunicación interno más sólido.

El acompañamiento no quedó en la estrategia, sino se convirtió en una colaboración de largo recorrido que abarcó desde la migración del sistema ERP, donde lideramos la búsqueda de partner y la gestión del proyecto, hasta la formación en CRM y gestión de proyectos y equipos, pasando por la búsqueda activa de ayudas y subvenciones específicas para el sector viverístico. La empresa encontró en nosotros un socio externo que, además de aportar conocimientos tecnológicos, ofreció una visión estratégica y de confianza para guiar cada decisión y preparar a la organización para un crecimiento sostenido y profesionalizado.